Mediterráneo: El Mediterráneo busca modelo

martes, noviembre 08, 2011

El Mediterráneo busca modelo

  • Predicen cambios sobre el nivel del mar y gases de efecto invernadero
  • Investigan también los fenómenos extremos como pueden ser los temporales
Restos romanos de una grada en Can Picafort que evidencia que el nivel del Mediterráneo ha ascendido.| IMEDEA


Elena Soto | Palma, El Mundo
Actualizado martes 08/11/2011


¿Y cómo puede afectarnos que el mar suba unos centímetros? El aumento de uno, dos o tres milímetros anuales, algo que a primera vista nos parece insignificante, podría acabar modificando el mapa de nuestro planeta a finales del siglo XXI. Archipiélagos del Pacífico acabarían sumergidos bajo el océano, muchos deltas desaparecerían, las playas retrocederían y numerosos países podrían
perder o ver alterada una parte importante de su territorio. Si se produjera un aumento de casi un metro –esta es una de las estimaciones del Grupo de Trabajo del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) para 2100– millones de personas que habitan las grandes urbes costeras se verían obligadas a desplazarse, eso por citar sólo lo más evidente, pues a éste impacto le seguirían otros como la pérdida de ecosistemas y de especies animales y vegetales.

Las proyecciones climáticas afirman que el calentamiento del planeta continuará y probablemente se acelerará. A escala global, el cambio climático prevé que aumente el nivel del mar por el incremento de la masa oceánica procedente del deshielo continental (fusión de los casquetes polares y los glaciares) y también por el del volumen oceánico a través de la expansión térmica, pero ¿a qué velocidad y cómo? ¿Será igual en todos los lugares? La elaboración de escenarios de posibles elevaciones futuras es en la actualidad uno de los grandes desafíos de la ciencia, y la sensación es que se va contra reloj, porque si no se puede predecir la evolución de este fenómeno tampoco se podrán anticipar sus consecuencias.

Las peculiaridades del Mediterráneo

Con los datos disponibles hasta ahora los expertos ya saben que las medias globales no son espacialmente uniformes y que estos modelos generales cuando se aplican a escala regional no siempre coinciden, y este parece ser el caso del mar Mediterráneo, que por sus características especiales como la de ser una cuenca semi-cerrada, ha experimentado un comportamiento de tendencias diferente, ya que su ritmo de aumento ha sido menor que el global durante varias décadas.

"En verano por efecto de la temperatura el agua se calienta y el nivel puede subir hasta cinco o seis centímetros", explica Marta Marcos, investigadora del IMEDEA (CSIC-UIB), "con ciclos estacionales que cambian de año en año. Desde la segunda mitad del siglo XX el incremento global ha sido de 1,5 milímetros anuales y en las últimas dos décadas de unos 3 mm anuales, sin embargo diferentes estudios señalan que en el Mediterráneo el incremento ha sido menor, especialmente de l960 a 1990, y en parte sabemos la causa.
Durante este periodo se observó un aumento significativo de la presión atmosférica sobre el sur de Europa que ‘empujó’ hacia abajo el nivel del mar. Estimamos que los modelos globales del IPCC son fiables para los procesos de calentamiento globales, pero para un conocimiento más preciso de los fenómenos físicos y su variabilidad a escala local, hay que recurrir al uso de modelos de océano regionales que simulen las condiciones oceánicas de zonas específicas con una mayor resolución espacial. Y esto es especialmente importante para el Mediterráneo, ya que su evolución depende en gran medida de procesos de pequeña escala, como pueden ser los intercambios a través del estrecho de Gibraltar".

"Uno de los objetivos de nuestro grupo de investigación es el estudio de la variabilidad de baja frecuencia de nivel del mar –periodos que van desde meses a siglos–. Aunque escasos, contamos con datos de mareógrafos desde finales del siglo XIX, comenta Marcos. El número de estos instrumentos se incrementó desde los años 50 y en la actualidad ya hay numerosas estaciones nacionales y europeas proveyendo datos. Desde los 90 están también los satélites altimétricos (Topex/Poseidón, Jason o Envisat) que nos aportan una información muy valiosa. Disponemos de un siglo de datos de mareógrafos frente a unos 20 años de los satélites", añade la investigadora, "y aunque los primeros registran de forma continua las variaciones en un lugar concreto de la línea de costa, el problema es que no puedes extrapolar la información, por eso una de las técnicas es combinar las dos series de datos para ampliar los conocimientos de estas variaciones, aunque las medidas satelitarias son todavía demasiado recientes para poder extraer tendencias a largo plazo con certeza".

Además desde el 2002 existe el satélite gravimétrico GRACE, este instrumento que puede darnos información acerca de la acumulación de agua en nuestro planeta se emplea, entre otras cosas, para estudiar los desplazamientos de masas en el océano, aclara Marcos, y a pesar de que disponemos de una serie de datos muy corta, está siendo muy útil en el estudio del Mediterráneo.
Otra de las herramientas son las simulaciones del comportamiento del océano por ordenador que, mediante el uso de modelos numéricos, permiten no sólo estudiar la dinámica a largo plazo, sino también realizar proyecciones de cómo puede ser su evolución en el futuro. "Empleamos el modelo NEMO, que lleva años desarrollándose. Se trata de códigos abiertos que cada grupo tiene que configurar y adaptar a su caso de estudio", explica Marcos. Con estas simulaciones numéricas se reproduce el comportamiento del mar Mediterráneo bajo diferentes concentraciones de gases de efecto invernadero que generan proyecciones del clima del futuro, denominadas escenarios".

Cambio climático y temporales

Otro fenómeno que es objeto de investigación por parte de este grupo son los episodios extremos ¿Cómo influye el cambio climático en los temporales? Según esta investigadora todo apunta a que su número descenderá en el Mediterráneo porque muchos de los que tendrían que llegar hasta aquí procedentes del Atlántico se desplazarán hacia el norte de Europa pero, serán mucho más fuertes y su impacto será mayor.
Un aspecto que hay que destacar es que las aplicaciones climáticas que se obtienen están sometidas a incertidumbres importantes. En primer lugar, los investigadores tienen que trabajar con diferentes hipótesis sobre el comportamiento de la humanidad durante el siglo XXI en relación con las emisiones de gases de efecto invernadero. Esto permite obtener las posibles variaciones en las variables oceanográficas para distintos escenarios de emisiones, desde los considerados ‘optimistas’ hasta los ‘pesimistas’.

Otra fuente de incertidumbre son los modelos numéricos de predicción, que no dejan de ser una simplificación de la realidad. A todo esto hay que añadir el trabajo de investigación y desarrollo para garantizar que reproducen los principales procesos físicos de la región de estudio.
En definitiva lo que se busca es disponer en el futuro de predicciones locales sobre la evolución del nivel medio del mar, los fenómenos extremos y otras variables hidrodinámicas de interés bajo distintos supuestos de emisiones de gases de efecto invernadero. Poder contar con previsiones fiables a escala regional (Mediterránea) es fundamental para afrontar el reto de adaptarnos a los futuros cambios, algunos de los cuales, debido a la inercia del sistema climático, ya están en marcha, aun en el hipotético caso de que las emisiones de gases de efecto invernadero disminuyesen.

Elena Soto, Baleópolis, El Mundo Baleares