Mediterráneo: Líbano, democracia o muerte: La población civil sólo quiere que los políticos les dejen vivir en libertad

domingo, septiembre 23, 2007

Líbano, democracia o muerte: La población civil sólo quiere que los políticos les dejen vivir en libertad


Agentes presuntamente sirios están exterminando de uno en uno a los principales dirigentes libaneses que quieren su democracia y su independencia, al margen de las injerencias sirias o iraníes, dos países que han convertido el Líbano en terreno abonado como trampolín para dirigir los golpes contra Israel. Ethel Bonet en La Razón explica con bastantes detalles las últimas incidencias:



En este desdichado Líbano, donde la mala suerte parece haber echado raíces, el reciente atentado contra otra personalidad antisiria ha despertado los viejos fantasmas de la guerra civil. A escasos días de que el Parlamento se reúna para elegir al nuevo presidente que suceda al prosirio Emile Lahud, la muerte del diputado falangista Antoine Ghanem, en un atentado con coche bomba el pasado miércoles en un barrio cristiano de Beirut, entorpece aún más la posibilidad de alcanzar un consenso nacional. Desde que la oposición prosiria retiró a finales de noviembre a sus seis ministros chiíes del Gabinete de Fuad Siniora, el país se encuentra en un punto muerto político. El frágil Gobierno libanés, enfrascado en discusiones eternas por las grandes diferencias que separan a los distintos grupos políticos, ha desencantado a la población civil y le ha hecho perder las esperanzas en sus líderes políticos. «Nadie sabe qué va a pasar y quién será el próximo en morir. La situación es desesperada», nos explica abatido, Kamil Farisik, de 37 años. Este cristiano maronita, que regenta una tienda de electrónica en el céntrico barrio de Hamra, insiste en que es «una situación horrible». «Créame; nadie lo sabe, sólo dios lo sabe». Desesperado, añade: «le ruego al Señor que nos devuelva la paz y la felicidad que tuvimos en la década de los setenta. Tanto el Gobierno como Hizbulá han matado los intereses del Líbano, destruido los negocios de la gente y hundido la economía. Ni Jumblad, ni Gergea, ni Aun; todos ellos (los líderes cristianos) no son más que cucarachas y unos ladrones. No estoy ni con uno, ni con otro; sólo quiero que triunfe la democracia». Su hermano Michel se marchó a Dubai ante la creciente violencia que sacude a Líbano. Sentimientos similares a los de Kamil expresa Mona. Esta cristiana, de 43 años, que trabaja en una tienda de ultramarinos en el barrio cristiano de Achrafieh, espera que los dirigentes de su país «encuentren una solución pronto, porque no puede haber más asesinatos de políticos». «Cada día perdemos a alguno de nuestros diputados», puntualiza, mientras agrega que «si no llegan pronto a una solución, habrá más violencia». Con las manos alzadas se pregunta: «¿Es esto democracia? Matarse unos a otros». También Mariam, su compañera de trabajo, se dirige a nosotros con tono pesimista: “Creo que van a ser malos tiempos, nada más”. «Nuestros dirigentes tienen que llegar a un acuerdo. Tienen que encontrar una solución, pero esta tiene que venir desde dentro de Líbano, no mediante la injerencia de países extranjeros», dice en referencia al apoyo que recibe el grupo chií Hizbulá de Siria e Irán o el primer ministro Siniora de la comunidad internacional. Los intereses de uno y otro bando -la coalición antisiria, mayoritaria en el Parlamento, y el bloque de oposición, encabezado por la milicia chií y el general cristiano Michel Aun- hacen improbable que los diputados puedan llegar a un consenso para elegir al nuevo presidente. Tras la muerte del diputado Ghanem se redujo la coalición antisiria a 67 diputados de los 127 ahora sentados en el Parlamento, sólo tres por encima de la mayoría absoluta de 65, reduciendo su influencia en la elección presidencial. Para Ayman, que trabaja en un negocio familiar, un taller de reparación de coches, llegar a un acuerdo sobre el nuevo presidente es necesario para poner fin a «la peor crisis política del país desde la guerra civil». «Yo creo que sí se va a elegir a un nuevo presidente, pero no tengo ni idea de quién será elegido para ocupar el cargo. Sinceramente, me tiene sin cuidado. Todos a la carrera a ver quién llega primero al Palacio Baabda (el palacio presidencial)», contesta desanimando. Hasta el momento, a dos días de que se celebre la elección, todavía no se perfila ningún candidato claro por parte de mayoría parlamentaria, mientras que la oposición ha escogido a Aun para que suceda a Lahud.


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