Mediterráneo: Si hemos vendido la isla, podemos vender los islotes

domingo, noviembre 26, 2006

Si hemos vendido la isla, podemos vender los islotes

Cisterna púnica en Dalt Vila...¿La salvarán o la destruirán? (Foto Ultima Hora Ibiza)

Cuando se habla de islotes se dispara la imaginación. No podría haberse escrito la mejor literatura sin la ayuda de un islote perdido en donde se escondía un tesoro enterrado.
¿Qué tienen las islas de telúrico imán que parecen favorecer los más difíciles partos?
Hubo un tiempo en que guardaba estas citas sobre la isla. Hasta Federico García Lorca se lanzó en teorías, pero a menudo confundía la prosa con la libertad de metáforas de la poesía (una paradoja, ya lo entiendo) y se hacía un poco difícil entenderle.
Ya no guardo estas cosas.
Si en general la gente de las islas asimilaba el aislamiento con la miseria, es normal que identificara a las islas con pobreza y sufrimiento. Y nadie quiere un lugar que te somete a un estado tan desastroso. Claro, nadie se atreve a decirlo, muy al contrario, se disfrazan los más tempestuosos sentimientos con una fraseología hueca: mis raíces insulares, amo Sa Roqueta, Eivissa tierra materna de mis abuelos… Todo esto explicaría porque los ibicencos hemos valorado tan poco nuestra tierra.
La tierra, urbanizada o no, dividida en parcelas o por grandes extensiones de fincas costeras, ha sido vendida, troceada, enajenada.
El problema es que la tierra sin liquidez no permite gran cosa, pero demasiado tarde hemos aprendido que la liquidez no tiene consistencia para luchar contra los desfases modernos de la inflación.
Una vez vendida por parcelas, perdida la isla ración a ración, vamos en camino de arrasar salvajemente el paisaje natural. La naturaleza y sus espacios donde la tierra recupera el pulmón.
Hemos tapiado la costa, hemos enladrillado el perímetro de la isla.
Ahora vamos en camino de amazacotar el interior de la isla. El proceso está muy avanzado.
Estos días nos hemos sorprendido de que se paguen cinco mil millones (o qué sé yo, cualquier animalada) por un islote. No debemos extrañarnos: Si hemos vendido la isla grande, podemos vender los islotes. Si hemos vendida la madre, vendamos las hijas. Y a vivir.

(Artículo publicado hoy en www.diariodeibiza.es)