Israel prepara estrategias para cuando pierda el monopolio nuclear en Oriente Próximo
La confirmación por parte del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) de que Irán tiene listas 2.952 centrifugadoras para el enriquecimiento de uranio ha puesto en alerta a Israel. El único país que hasta ahora poseía un arsenal atómico en Oriente Próximo se prepara en silencio para enfrentarse a la posibilidad de que exista un Irán con armas nucleares, que además ha expresado en reiteradas ocasiones su deseo de que Israel sea «borrado del mapa».
Fuentes cercanas al Ministerio de Defensa israelí afirman que los asesores del primer ministro, Ehud Olmert, elaboran estrategias para afrontar un escenario en que Israel ya no sea el único país de su entorno con tecnología nuclear. Según estas informaciones, los asesores de Olmert trabajan sobre un memorándum secreto para preparar «el día después» de que Irán consiga una cabeza atómica.
«Hay ramificaciones a largo plazo que debemos estudiar; por ejemplo, cómo mantener nuestras capacidades de disuasión y de respuesta militar o cómo contrarrestar el desgaste que generará en la sociedad israelí el miedo a las armas nucleares iraníes», dijeron las fuentes, citadas por Reuters. El ministro Ami Ayalón afirmó que Israel «considerará exhaustivamente todas las opciones preventivas». Israel describe los planes iraníes como «amenaza existencial».
Olmert se ha mostrado en todo momento partidario de la doctrina de EEUU de emprender ataques preventivos contra las instalaciones nucleares de la República Islámica, notablemente las de Bushehr y Natanz. Los precedentes en la retina cobran importancia. En 1981, Israel bombardeó el reactor nuclear de Osirak, en Irak, dando al traste con las ambiciones nucleares de Sadam Husein.
Todo ello, incluso cuando Irán se esfuerza en hacer llegar el mensaje de que sus intenciones son «pacíficas» al tratar de desarrollar el ciclo del átomo. Un día después de que el Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA) publicara su ambiguo informe, Teherán intenta desactivar las alarmas. «Tenemos objetivos pacíficos y siempre hemos colaborado con la agencia de forma clara y cercana. Nuestra actividad nuclear ha sido transparente, pero estamos dispuestos a obtener el derecho inalienable del pueblo iraní.», declaró el embajador de Irán en España, Seyed Davoud Salehi Monfared.
Sus declaraciones actuaron como eco del presidente iraní, el ultraconservador Mahmud Ahmadineyad, quier insistió en que el informe del OIEA es «realista».
«No buscamos producir armamento nuclear», concluía Monfared, quien recordó que el programa iraní se remonta a 1972 y el Gobierno del Shah -aliado de EEUU-. «Irán firmó acuerdos con EEUU, Alemania, Francia y Gran Bretaña por 10.000 millones de dólares. En aquélla época no había problemas para el Shah, aunque era un régimen dictatorial y antidemocrático. Después vino la República Islámica y estos países no siguieron con sus compromisos».
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